lunes, 5 de octubre de 2009

De revolutionibus orbium coelestium


Superaré las corrientes gravitatorias/
el espacio y la luz/
para que no envejezcas nunca.../


En 1543 vió la luz un libro llamado De revolutionibus orbium coelestium, "De las revoluciones de las esferas celestes". Su autor, que había pasado 25 años investigando y definiendo la teoría astronómica que exponía, murió el mismo año en que se publicó. A pesar de que es conocido sobre todo por su obra en astronomía, ejerció muchas actividades diferentes: fue diácono, jurista, médico, e incluso hombre de armas...aquel hombre extraordinario se llamaba Nicolás Copérnico y su teoría es la primera Teoría Heliocentrista del Sistema Solar.

Copérnico había nacido en Polonia en 1473 en el seno de una familia acomodada pero a los diez años y tras la muerte de sus padres, se hizo cargo de su tutela y la de sus hermanos su tío materno, Lucas Watzenrode. Gracias a él, el joven Copérnico pudo estudiar en las Universidades de Cracovia, Bolonia, París, Padua y Ferrara y se sabe que durante sus años de estudio entró en contacto con las teorías de los Pitagóricos y Heráclides Póntico acerca del movimiento de los astros. Cuando regresó a Polonia en 1523, le fue otorgado el cargo de canónigo (seguramente por influencias de su tío que ya era obispo) y se hizo cargo de la administración de la diócesis de Warmia...durante el resto de su vida, Copérnico trabajó en la administración eclesiástica, pero aún teniendo a su cargo grandes responsabilidades, pudo elaborar su teoría...ciertamente tardó 25 años, pero hemos de tener presente que para él la astronomía era una afición, y a fín de desarrollar su Teoría tuvo que realizar incontables observaciones del cielo y operaciones matemáticas, lo cual hace aún más remarcable su logro.
La teoría Heliocéntrica de Copérnico retomaba la antigua de Aristarco de Samos según la cual en el centro del Universo no estaba la Tierra sino el Sol, de modo que no era una teoría totalmente nueva pero el astrónomo polaco la recuperó y le dió una estructura coherente; según Copérnico, el centro del Universo se encuentra cerca del Sol y orbitando éste se encuentran Mercurio, Venus, la Tierra y la Luna, Marte, Júpiter y Saturno. El movimiento retrógrado de los planetas (que tantos quebraderos de cabeza había dado a los astrónomos que le predecieron) es explicado por el movimiento de la Tierra, que tiene 3 movimientos: la rotación diaria, la anual y la inclinación anual de su eje. La Tierra no está tan distante del Sol como lo está de las estrellas, mucho más lejanas; estas, además, no orbitan alrededor del Sol y son objetos distantes que permanecen fijos y los movimientos celestes son uniformes, eternos y circulares o se componen de varios ciclos.




Cráter Copérnico, en la superficie de la Luna

Probablemente, De Revolutionibus... no hubiera llegado a la imprenta de no haber sido por un discípulo de Copérnico, Georg Joachim von Lauchen, llamado Rheticus. Mientras estudiaba con Copérnico, Rheticus entró en contacto con su teoría y publicó algunos extractos de la misma...las ideas de Copérnico no fueron bien acogidas ni por los jefes de la Reforma, (Lutero y Calvino) ni por los ambientes ligados a la interpretación de las Escrituras....sin embargo los astrónomos las encontraron interesantes dado que la nueva teoría permitía un cálculo más aproximado de los movimientos de los planetas.....
Pero sería un error tratar las ideas de Copérnico como meras elucubraciones sobre astronomía, ya que sus ideas supusieron una revolución del pensamiento, lo que se ha dado en llamar la Revolución Copernicana, e influyeron en todo el pensamiento científico posterior. Al situar al Hombre como Centro del Universo, Copérnico acaba con la idea de que todo gira alrededor de este, prescinde del papel divino en los mecanismos de la Naturaleza y por tanto a partir de este momento, el Hombre deberá regirse por su razón y no por su Fe. Fue precisamente este hecho, de profundas ramificaciones teológicas y morales, el que frenó a Copérnico a la hora de publicar sus investigaciones, pues siempre dudó de haber hecho lo correcto: le preocupaban las reacciones que podía provocar en ámbitos científicos y eclesiásticos; no olvidemos que era diácono y que gracias a la Iglesia y sus estrechos lazos con la misma había podido estudiar y labrarse una posición, y no sólo él, también su familia....quizá por ello, cuando finalmente cedió y entregó el manuscrito para que fuera publicado, dedicó De revolutionibus... al papa Pablo III justificando sus estudios en la necesidad de explicar los movimientos de los planetas, cuyas órbitas, según el antiguo sistema geocéntrico, eran incomprensibles, y que como hemos dicho anteriormente, era el aspecto de la Teoría que más complacía a los demás astrónomos....

Si, como argumenta Umberto Eco, el autor de una obra debería morir tras publicarla, para allanar el camino al texto, Copérnico cumplió con esta regla, ya que falleció el 24 de mayo de 1543 y según la tradición, aún tuvo tiempo de recibir en su lecho de muerte el primer ejemplar de De revolutionibus orbium coelestium.

Kalypso

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